miércoles, 18 de junio de 2008

Los comentarios posteriores

Mis queridos amigos, antes de iniciar con los comentarios posteriores a la boda, deseo disculparme por mi retraso en publicar al respecto. Pero tampoco es para tanto, PORQUE PRÁCTICAMENTE NADIE A PUBLICADO NADA, a excepción del Taz, así que no me siento tan culpable.

Me gustaría empezar diciendo, nunca me di cuenta a qué hora nos casaron. Todo fue muy rápido y aunque tuve traducción al inglés, por lo que pude entender al 100% lo que se decía y lo que yo tuve que decir, tanto Paulina como yo, quedamos asombrados cuando la juez dijo "muchas gracias, eso es todo, neeeeext..."

Pero ahora si, desde el principio.

Mi familia y yo llegamos a Pabianice, Polonia el día 2 de abril, apenas tres días antes de la boda. Mis jefes que son a todo dar, entendieron que mi mujer y yo estaríamos bastante atareados con la boda, así que decidieron recorrer el pueblo por su cuenta y afortunadamente para comprar en el super, no es necesario hablar mucho, sobretodo si puedes ver el monto a pagar en la caja registradora.

Siendo así, mi prometida y yo pudimos ir y venir a todas partes para terminar asuntos pendientes: el ramo, los invitados, el lugar del banquete, en fin... asuntos que si bien mi suegra hizo bastante por nosotros, nunca falta el detalle que afinar.

Finalmente, el sábado 5 de abril, ya estábamos todos afuera del Registro Civil para iniciar el evento, pero el pequeño detalles es que mi testigo, Agnieszka Golec, no llegaba. Cinco minutos antes de las 4 p.m. por fin apareció. Cabe aclarar que los polacos son personas impresionantemente puntuales, por lo que ya se podrán imaginar el humor de mi casi esposa al ver que estábamos (prácticamente) retrasados.

Entramos al recinto y la juez nos condujo a una oficina alterna junto con nuestros testigos: Agnieszka, por mi parte y Justyna Kiejda del lado de Paulina. Sin más retraso, la juez sólamente nos solicitó revisar los nombres y nacionalidades de los que nos encontrábamos en ese cubículo y salimos a la ceremonia.

El organista empezó a tocar la marcha nupcial y todo el mundo ya nos esperaba ocupando los lugares dentro del salón. Nuestro buen amigo Carlos López ya estaba emplazado para las tomas de video que fueron astutamente encargadas por mi madre.

Poco a poco llegamos hasta la mesa de la juez y después de ser presentados tomamos asiento. La boda pasó rápido, apenas tres o cuatro cosas que la autoridad civil habrá dicho con la respectiva traducción de la intérprete y sin más ya habíamos entregado los anillos y dado el primer beso conyugal. De verdad que todo fue rapidísimo.

Una vez terminado el asunto protocolario, nos llevaron a una sala contigua para recibir las felicitaciones y los regalos, además de hacer el brindis oficial.

Un tipo que tenía toda la pinta de mesero, sirvió las copas para todos y acto seguido, apareció con un acordeón y empezó a tocar unas rolas que tenían todo de polcas, que fueron seguidas por toda la audiencia excepto, como es de obviar, los hispanoparlantes ahí presentes que no tenías la más remota idea de lo que estaban diciendo. Paulina tuvo el detalle de traducir para mi y en pocas palabras, las rolas decían "los mejores deseos para los nuevos casados en esta nueva etapa".

El desfile interminable de abrazos, a los conocidos y los desconocidos. Obviamente las fotos con los mismos a los que dimos abrazos. Si acaso han visitado mi hi5 o mi perfil de facebook, ya habrán visto una que otra imagen del evento. No quiero siquiera empezar a describir la belleza de mi mujer porque entonces se me va a acabar la plática de la boda por simplemente hablar de mi esposa, a quien adoro.

Una vez concluido el asunto en el Registro Civil, fuimos llevamos al salón del banquete, por cierto llama "Camelot" (creo que era una premonición). El transporte fue un Infinity que está más chingón que Sentra del Ariel y que la neta parece avión. El dueño, es el tío político de Paulina, Danny. Un belga que se fue a casar con Aneta, tía de Paulina y hermana de su mamá. Como ya podrán imaginar, había una mezcla de naciones en esta boda como nunca.

El banquete fue delicioso, había ternera, res y pollo para los comensales en el tercero y cuarto tiempo. Los polacos son espléndidos cocineros para la carne. Y previo hubieron dos tiempos de pasta. Pero siendo francos, lo que nunca olvidaré son los postres... ooooooooh si. Orgásmicas charolas llenas de pastelillos polacos que son una maravilla y por último, el pastel de bodas, la verdad muy bueno, era de tres leches con fresa y creo que almendras... delicioso.

En fin, la cena transcurrió llena de alcohol, mismo que Paulina y yo escogimos en el super. Es importante mencionar que ni mi mujer ni yo tenemos experiencia en aquello de la elección de los vinos, por lo que nuestro criterio fue: ¿cuál es el más caro y cuál el más barato?, tomaremos una botella con el precio intermedio y listo. Suponemos que nuestra selección no fue tan mala porque todo el mundo andaba medio pedo. El tinto fue sudafricano y el blanco... creo que era portugués.

Una de las cosas que más me impactó, fue ver a mis padres en abierta comunicación con mis suegros... ¡¡¡¿¿¿CÓMO PUDO SER ESO???!!!, la teoría es que existe un metalenguaje aún desconocido para mi, donde los suegros pasan del español y del polaco para comunicarse en una lengua alterna que nada tiene que ver con los idiomas conocidos en la ONU.

En fin... mi mujer y yo disfrutamos el momento como nadie, íbamos y veníamos, reíamos, intercambiábamos comentarios, nos besábamos y simplemente, dejamos que el tiempo corriera mientras nosotros lo saboreábamos minuto por minuto estando juntos.

Sabíamos que en dos días más Paulina regrearía a Inglaterra a seguir trabajando y yo tendría que regresar a México pasada una semana para iniciar mis trámites para la visa conyugal. También sabíamos que eso volvía incierto nuestro destino, pues aunque había la seguridad de estar juntos, aún no existía la certeza del cuándo y el dónde. Es por eso que por una tarde y noche, decidimos no pensar en nada más que el instante que se vivía. Si después había que preocuparse por algo, lo haríamos y lo resolveríamos.

Ese 5 de abril, era nuestro y nada más...

No hay comentarios: