viernes, 17 de octubre de 2008

Stoke-on-Trent

La segunda aportación no es más que un breve recorrido fotográfico de lo que puedo ver diariamente cuando tomo el autobús de regreso a casa después de trabajar.
No están incluídas fotos del interior de la casa, pues prácticamente no tenemos muebles y ver la casa vacía creo que les resultará por demás aburrido y sin sentido.
Sin más, aquí las imágenes, con el compromiso de tomar algunas fotos más en los siguientes días. Disculparán la calidad, pero fueron tomadas con el celular:


Una vista de los alrededores de la estación de autobuses. Esto es en Hanley, que es el centro de geográfico y económico de Stoke-on-Trent.

En esta parte de la ciudad encontrarán dos casinos, el centro comercial llamado "The Potteries", varios bares, pubs y discotecas. Todos los establecimientos de pakistaníes con comida rápida, la BBC y las oficinas gubernamentales.

Pueden empezar a apreciar claramente el sentido de la circulación de los autos.



Seguimos en los alrededores de la estación de autobuses en Hanley. Aquí ven la calle principal de comercios, Marsh Street. En línea recta se llega a los bancos HSBC y Lloyds, que son de los más populares y otros establecimientos como Wilkinson's, que es un super mercado. Se distingue el expendio de revistas y la casa de ladrillo rojo es un casino.





Los edificios antiguos se combinan fácilamente con otros un poco más modernos en esta ciudad, sin embargo, como en Liverpool y otras ciudades (mucho más turísticas que ésta) conservan el sabor de lo viejo en las zonas céntricas.






Y aquí la estación de autobuses, la principal de la ciudad y la más grande. Yo conozco otra dos, que están en Newcastle-Under-Lyme y Longton.
Como pueden ver, es francamente horrible, como las de cualquier otra ciudad. Y los británicos se distinguen por tirar basura en cualquier parte.
En esta foto se ve todo limpio porque estamos empezando el día.





Este es el interior de un autobús. Muy cómodos, con toda clase de facilidades: sillas de ruedas, elevador neumático para personas de la tercera edad, espacio para dejar las bolsas del mandado, espacio especial para carros con bebés, zona especial para ancianos, en fin... todo perfectamente organizado. Sólamente tienen un acceso, así que aquí no aplica lo de "la bajada por atrás".


Otro aspecto de la ciudad desde el cruce de Uttoxeter Road y Dividy Road. Los cruces peatonales en las zonas principales están delimitados como pueden ver y cuentan con un dispositivo para cruce peatonal. El usuario presiona el botón y el sensor ubicado en la parte superior de los semáforos indicará el momento oportuno para cruzar haciendo un balance entre la cantidad de automóviles y peatones.
Las líneas diagonales que ven en el pavimento son para indicar que es necesario disminuir la velocidad.



Una vista semipanorámica de Uttoxeter Road en un buen día con pocas nubes (por lo menos por un par de horas). Apenas a 10 minutos de casa.
Uttoxeter Rd. es una de los caminos que conducen desde aquí a Manchester, Birmingham y Londres.
En cierta manera, Stoke-on-Trent debe su crecimiento a ser el punto de interconexión entre varias de las rutas principales del país.




Platicaba alguna vez con mi esposa sobre ¿qué se puede ver en Inglaterra de interesante (fuera de Londres y Stonehenge). Básicamente iglesias de tipo gótico y uno que otro castillo. Y es verdad, aquí el templo más cercano a casa, que no es, por mucho de los mejores que he visto, pero que conservan ese sabor a "El Rey Arturo" y "Robin Hood".







El hospital de Longton, que para nuestra fortuna está apenas a 100 metros de la casa y se ve desde la ventana. Esperamos jamás tener que gozar de esta ventaja local.

Al igual que en México, aquí existe la división entre: clínicas de primera consulta, hospitales de 1°, 2° y 3° nivel. El Longton Cottage Hospital es de nivel 1 y curiosamente está junto a la iglesia (ah pero que conveniente está esto, chingá)




Sobre la misma calle del hospital y la iglesia, Upper Belgrave Road, les doy esta panorámica. Verán que bonito coche color plata se encuentra estacionado en el lado derecho de la calle.
Estamos a unos pasos de Argyll Road, la calle donde vivimos Paulina y yo y es aquí donde tomamos el autobús cada mañana para ir a trabajar o para ir a Hanley de compras.




Y ahora si, ya estamos en la esquina de Upper Belgrave Road y Argyll Road. Unos metros más y estoy por llegar a casa a tomarme un cafecito para quitarme el frío.
Debo decirles que con todo el pinche impuesto del condado, los derechos por uso de calor solar no están incluídos. Así que tenemos sol pero no tenemos ni madres de temperatura.




Esta es nuestra calle: Argyll Road. Donde se respira el Islam y a las cinco de la tarde se escuchan oraciones por todas partes. La mitad de los coches que ven estacionados, son taxis.
Aquí los taxis, las tiendas de conveniencia y los establecimientos de comida rápida son de pakistaníes. Los indúes se ocupan de ser los doctores de todo el país y el resto de las áreas laborales son equilibradamente tomadas por británicos y el resto de los inmigrantes.



Esta es nuestra casa en 60 Argyll Road. Como pueden ver, son construidas en serie, todas son iguales y en general los británicos no tienen un gramo de imaginación para construir casas habitación. No importa en qué parte del Gran Bretaña estés, no importa tu clase social, con un poco más o menos de lujo y espacio, pero el layout de la casa será siempre el mismo.

Y aquí, la puerta que aparece cerrada pero que para ustedes siempre estará abierta y con nosotros esperándolos.
60 Argyll Road.
Normacot
Stoke-on-Trent
Staffordshire
ST3 4RB
Reino Unido.

De la adaptabilidad del ser humano.

Mis queridos amigos:

Hace mucho tiempo que ninguno de nosotros aporta algo para la terminal. Bien ha sugerido José Manuel retomar este punto de encuentro, y secundando su idea, me dispongo a dar un par de aportaciones.

Esta primera parte, es una reflexión que hice después de haber leído los dos correos electrónicos recibidos últimamente por ustedes, uno del arquitecto, que nos invita a no dejar de lado el contacto entre nosotros que, si bien no puede ser presencial como deseáramos, si que puede conservarse por los medios electrónicos.

En cuanto a Jorge, en algunas partes su correo me parecía un tanto triste o melancólico, sin embargo el mensaje final es muy bueno y muy cierto: con nuestras parejas de la mano para apoyarnos y nosotros a ellas, al final del día podemos seguir creciendo.

Yo les puedo decir que tras cinco meses en Inglaterra y celebrando medio año de casado con Paulina, he llegado a varias conclusiones que tienen que ver con la adaptabilidad del ser humano:

1. A lo que uno se puede acostumbrar:

  • A que el autobús pasa cada veinte minutos pero puede fallar y te chingaste para llegar a tiempo al trabajo.
  • A que la comida tradicional de este país es una mierda y por eso todo el mundo está gordo.
  • A que haya gente racista que no se quiere sentar a tu lado en el autobús (y que chingón es eso porque tienes dos asientos para ti solo)
  • Al acento británico del que a veces todavía no me entero de lo que dicen.
  • A que hay que pagar 100 libras al mes sólo porque te recojan la basura los lunes por la mañana.
  • A que tienes que pagar una licencia de 150 libras al año para poder ver la tele.
  • A que la telefonía celular es tan barata que vale más la pena eso que una línea local.
  • A que vas a la biblioteca y hay un chingo de gente y tienen una variedad de servicios que no te imaginas.
  • A que el correo es eficiente y puedes mandar una carta y llega al día siguiente en cualquier parte de esta isla y en una semana a México.
  • A que el volante de auto está del otro lado y tengo que voltear al lado opuesto de la calle antes de cruzarla.
  • A tener 37 segundos de sol al día porque el resto de tiempo llueve o simplemente está nublado.
  • A pasar el tiempo con compañeros de trabajo que podrían ser buenos amigos, pero no hay mucho tiempo para ello.
  • A ir al cine y ver las películas sin subtítulos y mejorar el idioma.
  • A hacer tu cita con el dentista con 3 meses de antelación.
  • A ir a la clínica y estar sentado cómodamente y no tener que esperar porque tu cita se ha retrasado.
  • A ser atentido amablemente hasta por el conductor del autobús.
  • A recibir puntualmente tus cuentas por pagar y poder hacer todo desde casa sin excepción.
  • A recibir toda clase de beneficios por parte de tu trabajo, empezando por unas vacaciones decentes hasta incentivos monetarios semanales por tu desempeño.
  • A ver que las marcas de lujo en México aquí son alcanzables por todo el mundo.
  • A ver que hasta la señora que te sirve el café en el trabajo tiene un Citröen del año.
  • A no ver más de tres o cuatro patrullas por la calle y que los oficiales te inspiran confianza.
  • A ver que las ambulancias públicas están mejor equipadas que todas las privadas que vi en México.
  • A que nunca te toca estar de pie en el autobús.
  • A que puedes caminar a cualquier hora del día incluso en los barrios "feos" y no te pasa nada.
  • A olvidar dinero encima de tu escritorio y encontrarlo ahí después de tus seis días de descanso.
  • A que cuando la cagas en tu chamba lejos de correrte o amenazarte con echarte, te indican cómo hacerlo la siguiente ocasión y hasta ofrecerte un entrenamiento adicional sobre el tema si así lo consideras necesario.
  • A ver más extranjeros por la calle que británicos.
  • A saludar, decir gracias y despedirte en siete u ocho idiomas diariamente.
  • A levantarte temprano para hacer todo el quehacer del día y tener tiempo para llegar a tu trabajo sin correr.
  • A ir al banco y que la mitad de tus problemas los puedes resolver con la recepcionista y no en la ventanilla.
  • A ir al mercado para comprar cosas a precios muy baratos y tener todos los centros comerciales cerca y no tener que usar auto.
  • A pasear en un parque donde tienes lago y caballos a unos pasos de tu casa.
  • A tener una paga digna.
  • A saber que puedes conocer unas 10 capitales del mundo en un año con tan solo ahorrar un 20% de tu salario mensual.

Sin embargo, hay cosas a las que uno no se puede acostumbrar jamás:

  • A no poder buscar a cualquiera de ustedes durante la semana sólo para tomar un café y hacer nada.
  • A no poder tomar mi jugo de naranja los domingos fuera del Hospital Metropolitano con Jorge.
  • A no ir a buscar peligro a cualquier pinche destino no turístico con Jorge Ariel.
  • A no poder ir al CUM y sentarme en la oficina del Pastor y del Taz cuando siento que el mundo se cae.
  • A no poder hacer una cena con todos mis amigos y platicar por horas en casa de José Manuel con Juanito y Miriam ahí.
  • A dormir poco tres veces por semana por estar de guardia con Jorge viendo Dr. House y todas las series del 7.

Mi decisión es firme de seguir en este lado del mundo, porque se que vale la pena, estoy con una mujer increíble que supera cualquier expectativa que yo haya tenido sobre la vida conyugal. Comparto con ella cada segundo posible y hemos empezado a entendernos más en los pequeños detalles que hacen que el día a día sea más romántico, más alegre, más divertido y en general mejor.

Pero no puedo ocultar a ustedes ese sentimiento de vulnerabilidad que constantemente experimento cuando me acuerdo de que al alejarme de mis amigos, arranqué la mitad de mi vida y no me la pude traer en la maleta.

Los quiero mucho, de verdad.